Es muy difícil cuando nos enfrentamos a la muerte de una persona cercana como un amigo, un ex compañero o un familiar, pero que sucede cuando la sentencia de muerte pende sobre nosotros como la espada de Damocles, cuando es a uno a quien le dicen que su tiempo esta limitado o que se ve afectado por una dolencia casi imperceptible que le puede costar la vida.
Hace un tiempo comencé con un dolor de espalda un poco raro, terminaba de comer y me dolía el pecho como si fuera acidez y el dolor se me irradiaba (si termino medico) hacia la espalda a tal punto que en múltiples ocasiones me tenia que detener por que del dolor no podía caminar, por insistencia de algunos y con ayuda de otros fui a realizarme pruebas, pensando que era algo gástrico, en el hospital me realizaron un electrocardiograma (traten de escribir esa palabra en la casilla de "cosa" cuando jueguen stop, es demasiado larga) y gracias a eso se descubrió el por que de esos extraños síntomas, me diagnosticaron una miocardiopatía hipertrófica, y pues bueno en resumen es que las paredes de mi corazón son muy gruesas y al tener emociones fuertes o realizar esfuerzos en lugar de que aumente el flujo sanguíneo mi corazón se cierra, pero aún hay más, esta cardiopatía es la causa más común de muerte súbita en pacientes jóvenes sin otra patología. El riesgo de muerte súbita es especialmente elevado en pacientes entre los 14 y 35 años de edad. Los mecanismos involucrados en la muerte súbita son varios: arritmias ventriculares, arritmias supraventriculares que producen colapso circulatorio, bradicardias e isquemia severa.
Debo confesar que es una definición que encontré en Internet pero para el caso funciona, bueno cuando salí del hospital y después de saber que pastillas debía tomar y que podía o no hacer, me sentía un poco mareado (creo que de la impresión) y a la vez triste, muy triste y es que verán ustedes según esa definición que he puesto mas arriba, yo tenía ganados todos los números de la rifa, rango de edad y un soplo en el corazón, además uno nunca piensa después de escuchar un diagnostico así de manera positiva, me vi a mis tristes treinta años muerto, sin haber conocido Italia, sin un premio nacional de cultura (si yo quiero uno) sin una realización personal completa, sin decir que había llevado una vida plena, y por unos meses así viví, como muerto en vida, perdí el entusiasmo, no me concentraba en nada, deje proyectos descuidados y hasta llego un punto en que ni siquiera me preocupaba por tomar mi medicamento, yo se que es una actitud un poco infantil y hasta derrotista pero que difícil es escuchar que en cualquier momento podes simplemente caerte como en neutro y jamas volver a levantarte.
No recuerdo bien que o cuando decidí que no me importaba ese diagnostico, al final la decisión de morir o no era mía, y no en el sentido superficial, sino en el sentido interno, para que me iba a quedar encerrado en mi cuarto sufriendo, o para que ponerme en un riego mayor y no tomar una simple pastilla al día que al menos me mantiene dentro de lo que cabe en condiciones optimas para poder llevar una vida normal, existe mucha gente con lo mismo que tienen sesenta o más y allí están con una vida realizada y plena, y es que la muerte es extraña, te toca cuando menos esperas, un ex compañero de colegio murió hace poco debido a un cáncer, una mujer admirable muere al llegar de un viaje a Europa sin más explicación que la de caer inconsciente ante las miradas despreocupadas de un aeropuerto internacional sin plan de emergencias medicas, y yo después de casi un año del diagnostico estoy aquí, a Dios gracias muy bien, con muchos proyectos, con un trabajo, rodeado de mi familia escogida, con una persona que me ama a mi lado y aunque con algunos estorbos, Feliz, me tomo mi pastilla todos los días, camino cada vez que puedo, uso menos el ascensor y más las escaleras, le dije adiós a las comidas rápidas, y trato de controlar el temperamento y las emociones, mi vida se puede decir plena aun me falta el premio, el viaje pero esta entre los planes, por mientras he decidido no morir, ni físicamente (dentro de lo que yo puedo hacer para mantenerme sano) ni espiritualmente (a Dios jamas lo he dejado de lado) ni animosamente, la vida al final de cuentas es para eso, para vivirse y así lo hago.
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