lunes, 23 de enero de 2017

LAS DESPEDIDAS SIEMPRE SON LAS MÁS DIFÍCILES.


Que pasara por la mente de una persona al tratar de quitarse la vida, o cual será la situación tan extrema que lo lleve a una decisión tan fuerte que lo único que pase por su mente sea el dejarse caer en los brazos de la muerte en ese eterno arrullo.

Por mi cabeza pasan dos cosas: el número exacto de pastillas frente a mí; 47 Corontel de 5 mg y el otro pensamiento es de quien me despediría. Y no es asunto fácil hay mucha gente en mi vida a las cuales me gustaría decirles adiós o al menos como me he sentido por algo que han hecho, el primer reflejo es la familia, que decirles cómo hacerles ver que no está bien que te juzguen sin saber realmente como son las cosas, como llegar y decirles yo no soy su bolsa para desquitarse, he estado aquí años tratando de hacerlos sentir orgullosos he cometido errores pero también los he enmendado, no soy un muñeco que puedan hacer que me comporte como ustedes quieren porque no soy una copia de ustedes, he creado mi personalidad y mi forma de ser, acéptenla y ya.

Así como a otros decirles perdón por no dedicarles el tiempo necesario, sabía que estaban allí, sin embargo pensé que lo estarían para siempre.

Al amor, despedirse del amor es lo más difícil, no encuentras palabras o quizás ya no encuentras al amor, como decirle perdón, deje que te perdieras y cuando volví a encontrarte ya no eras lo que yo recordaba, e insistí porque creí que podía recuperarte pero no entendí o entendimos que habíamos terminado hace mucho tiempo y que la costumbre fue lo que nos llevó a estar juntos, la libertad que ganas ahora con mi muerte va más allá de la  que no supe darte, pero agradezco cada momento, cada viaje, cada estrella, cada gesto. Y perdona por tenerte a mi lado sin vos quererlo, me costó mucho entender que era yo quien te mantenía aquí cuando tus alas ya te llevaban en otras direcciones.

A los amigos, pero no los de pacotilla, no los que te dicen te quiero un día y al otro están hablando de vos con personas que no te son agradables, sino a los de verdad a los que llamas familia, decirles adiós es tan duro como tomar la decisión de desaparecer, pero si debo decirles que lo di todos por ustedes, hasta puse a un lado mi orgullo y mi voluntad con tal de compartir una sonrisa, no recuerden los tragos amargos si siempre supimos darnos una palabra de tiempo, no malinterpreten palabras ni mensajes por que ustedes están más allá de unas simples palabras, nunca dejen de gastar tiempo en verse aunque sea para abrazarse, vivan en plenitud cada segundo, sean valientes y siempre sonrían por  lo vivido.

Las despedidas siempre son las más difíciles, escribí la frase pensando en esas personas que se quitan la vid y tratando de desenmarañar esa respuesta que se llevan en su muerte, ¿Qué está pasando por su cabeza en ese momento? ¿Qué los lleva a tomar esa decisión?

Es un momento en que todos deberíamos hacernos esa pregunta y al pensar en quien nos despediríamos entonces ir y ser sinceros, no solo con esas personas sino con uno mismo, la vida es corta, y todos tenemos una espada de Damocles sobre nuestra cabeza, sujeta  un débil hilo, algunos tenemos más conciencia de ello o un diagnóstico médico, pero no tenemos asegurado el mañana, sino solo un presente y la vida no está para tratar de hacer feliz a los demás sino ser feliz yo.



PD: si tenía frente a mí 47 pastillas pero porque estaba viendo cuantas me quedaban, debo tomar una a diario, en cuanto a pensar quitarme la vida, no en este momento, al menos no hoy.